martes, 23 de septiembre de 2014

viernes, 30 de mayo de 2014

lunes, 27 de enero de 2014

Irresponsable aprobación del Proyecto de Ley de Parques Nacionales | Ecologistas en Acción

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Petróleo pesado: el fin de los compromisos climáticos europeos | Ecologistas en Acción

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Reclaman a las administraciones públicas que pongan freno a la pobreza energética | Ecologistas en Acción

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Objetivos 2030 de la UE: insuficientes y de espaldas a la urgencia climática | Ecologistas en Acción

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Pitvi: un despilfarro de 140.000 millones en infraestructuras | Ecologistas en Acción

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Los espacios protegidos de Madrid avanzan hacia su desaparición | Ecologistas en Acción

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NATURA - MEDIO AMBIENTAL ©: ¿Qué futuro ambiental nos espera?

NATURA - MEDIO AMBIENTAL ©: ¿Qué futuro ambiental nos espera?: Erupción de un volcán en Java. La naturaleza actuando.- Otra nueva anotación para la ciencia que ha demostrado, nuevamente, por parte...

EQUO Madrid exige un cambio de modelo en la movilidad de Madrid, ante la muerte de un ciclista en Puente de Vallecas

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sábado, 26 de octubre de 2013

domingo, 6 de octubre de 2013

Proceso judicial contra los proyectos especulativos en el norte de Alcorcón | Ecologistas en Acción

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Caudales ambientales para asegurar la salud de los ríos madrileños | Ecologistas en Acción

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Condenado el ayuntamiento de Camargo a retirar antenas de telefonía móvil | Ecologistas en Acción

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Ya no hay dudas sobre el origen del cambio climático | Ecologistas en Acción

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Altos niveles de mercurio en el organismo de mujeres españolas | Ecologistas en Acción

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getafenbici: Usar el carril bici de Getafe, deporte de alto rie...

getafenbici: Usar el carril bici de Getafe, deporte de alto rie...: Publicado en Alcabodelacalle contiene algunos errores sobre la financiación del "megaproyecto" de las aceras bici de Getafe, tant...

martes, 27 de agosto de 2013

lunes, 17 de junio de 2013

Todos los días son los días del Medio Ambiente.

Todos los días son los días del Medio Ambiente.

La Constitución Española de 1978
TITULO I De los derechos y deberes fundamentales
Artículo 45

CAPÍTULO III
De los principios rectores de la política social y económica. (Art. 39-52)
Artículo 45
1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.
2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
3. Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la ley fije se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado.

¿Qué es el Medio Ambiente?

La mejor definición y desarrollo de ella la encontré hace muchos años en ecopives, para mí la mejor página sobre Medio Ambiente del mundo.




¿Qué es?
"El Ambiente es el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de naturaleza física, química, biológica, sociocultural y de sus interrelaciones, en permanente modificación por la acción humana o natural que rige o condiciona la existencia o desarrollo de la vida."
Veámoslo paso a paso:
Está constituido por elementos naturales como los animales, las plantas, el agua, el aire y artificiales como las casas, las autopistas, los puentes, etc.
Todas las cosas materiales en el mundo tienen una estructura química que hace que sean lo que son y por eso nuestra definición dice los elementos que componen el ambiente son de naturaleza química.
También existen elementos de naturaleza biológica porque sabes que algunos componentes del ambiente tienen vida y...
Sociocultural quiere decir que incluye aquellas cosas que son producto del hombre y que lo incluyen. Por ejemplo, las ciudades son el resultado de la sociedad humana y forman parte del ambiente. La cultura de un pueblo también, sus costumbres, sus creencias...
Algunos creen que el ambiente es únicamente la naturaleza... ¡Pero no!, el hombre también forma parte... ¡y qué parte! Somos un componente muy importante porque podemos transformarlo más que cualquier otro ser del planeta... y por ende tenemos una responsabilidad superior.
Podemos cuidarlo
O podemos destruirlo
¡Y las interrelaciones son muy importantes! Las cosas en el ambiente no están "juntas" sino que están interrelacionadas, es decir, que establecen relaciones entre sí. Por esto decimos que es un sistema.
El ambiente está en constante modificación, positiva o negativa, por la acción del hombre o natural. O sea que los cambios pueden ser hechos por los humanos o por la naturaleza misma. Sin duda nosotros transformamos lo que nos rodea pero también la lluvia modela el paisaje, el mar construye y destruye playas, el frío y el calor rompen las rocas, otras especies son arquitectas de su entorno, etc.
Y por último nuestra definición dice que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida. Mira que importante es el ambiente que toda la vida de nuestro planeta depende de su buen estado, de su calidad. ¡No podemos vivir en un ambiente devastado!
En síntesis, el ambiente es todo aquello que nos rodea, que forma parte de nuestro entorno, ya sea biótico o abiótico , sumado a lo que nosotros mismos somos y creemos. Componentes bióticos son los que tienen vida como los animales y las plantas. Los abióticos son los inanimados como el agua, el aire, las rocas, etc.


¿Por qué cuidarlo?
Pese a que todos los días vemos los motivos por los cuales es tan importante proteger nuestro ambiente , aún hay gente que se pregunta por qué... por qué debemos cuidar nuestro planeta.
En EcoPibes creemos que la belleza del mundo es inmensa y que la sola idea de ir perdiéndola poco a poco es terrible. Amar a la naturaleza es lo que nos da fuerzas para defenderla día a día. Mirar el cielo limpio, observar un río claro y lleno de vida, sentir el aroma especial que tiene un bosque después de la lluvia, contemplar a un pájaro construyendo delicadamente su nido... todas estas cosas queremos seguir haciéndolas.

Ahora bien, para algunos amar al mundo no es suficiente razón. Y creemos que hay más... Imagínate que el ambiente fue prestado a los hombres. Cuando un amigo te presta un juguete o un libro tú puedes usarlo; está bien que lo hagas. Pero estaría mal si lo rompieras, si lo usaras con descuido. 
Es importante entonces pensar que el mundo no nos pertenece, nos ha sido prestado para que vivamos en él y lo utilicemos con sabiduría. Y eso es lo que debemos hacer... vivir, no destruir.
Pero también debemos proteger nuestro ambiente porque lo necesitamos. ¡Y mucho! Dependemos de él para existir. Nuestro planeta nos brinda todos los recursos naturales que necesitamos para alimentarnos, construir nuestras viviendas, tener luz, transportarnos, vestirnos, etc. Mira un segundo a tu alrededor... todo lo que ves - papel, lápiz, computadora, goma, etc.- se obtiene, directa o indirectamente, del ambiente, por lo cual es importante que aseguremos su capacidad de continuar proveyéndolos.
Si destruimos el ambiente estaremos perjudicando a nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestros nietos. Cuidar el mundo es cuidarnos y esa es otra muy buena razón ¿no te parece?



Gracias Ecopives

Daniel de miguel

domingo, 9 de junio de 2013

Construir otro modelo, basado en la justicia social y ambiental

FLORENT MARCELLESI

Construir otro modelo, basado en la justicia social y ambiental

En ecología políticaEconomía el 5 junio 2013 a las 10:01

Entrevista a Florent Marcellesi, investigador y activista ecologista, publicada en la revista Enbata, junio del 2013. La versión francesa de la entrevista está disponible aquí.
El consenso científico sobre los límites físicos de nuestro planeta nos tendría que llevar a tomar conciencia que es ahora imposible construir un proyecto de largo plazo basado en el crecimiento de la producción económica de un país o de su Producto Interno Bruto. Este nuevo elemento tendría que llevar grandes partes de la opinión pública a aceptar, incluso desear, una reconversión ecológica de la economía. Pero no es así. El abandono del dogma del crecimiento preocupa, también en la izquierda : miedo de una “vuelta atrás”, de penurias o de paro. ¿Cómo asociar límites ecológicos, objetivos sociales y coherencia económica hacia una desarrollo sostenible? Florent Marcellesi, ingeniero y urbanista, investigador ecologista y decrecentista, aporta sus reflexiones a Alda!, al margen de su participación en la conferencia-debate “¿Qué transición ecológica de la economía para el País Vasco?”
Enbata: Nacido en Angers (Francia), es usted ingeniero y urbanista,  investigador ecologista y activista decrecentista, radicado en Euskadi desde algunos años. ¿Nos puede describir su actividad allí y su labor en torno a la transición ecológica de la economía en el País Vasco?
Florent Marcellesi: Soy un investigador-activista que dedica su fuerza de trabajo no solo a criticar la sociedad de crecimiento actual sino también a imaginar (y poner en práctica) cómo sería una sociedad post-crecimiento y sobre todo cómo alcanzarla. Esta última parte (el “cómo hacer”), es lo que llamamos comúnmente la “transición”, es decir el hecho de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto que proyectamos en el futuro.
Por su parte, el modelo actual está gravemente enfermo. Basado en el crecimiento infinito en un planeta finito, vive una profunda crisis existencial que es a la vez ecológica, social, económica, ética y democrática. Y lo peor, ¡es que cuestiona incluso la supervivencia civilizada de la humanidad! Es hora por tanto de construir otro modelo, basado en la justicia social y ambiental (para las generaciones presentes y futuras, en el Norte y en el Sur). Para ello, necesitamos una transición ecológica de la economía y de la sociedad: se trata de una propuesta para una salida ordenada fuera de la economía del crecimiento y de las lógicas industriales y fordistas (donde priman la cantidad, el siempre más) hacia otra economía, otra sociedad, donde priman la sostenibilidad, la calidad, la solidaridad y la participación ciudadana.
Enbata: La transición ecológica y social presentada así parece ser una evidencia. Para pasar de las palabras a los hechos, hay que abordar su financiación… ¿Cómo se pondrá en marcha teniendo en cuenta que se trata de un proyecto a medio-largo plazo… y mientras nos repiten una y otra vez que las arcas están vacías?
FM: Sin duda, una transición ecológica cuesta dinero… pero mucho menos por ejemplo que lo que gastamos hoy en subvenciones a las energías fósiles o para los presupuestos militares! Primero, es por tanto una cuestión de prioridades políticas y económicas: ¿queremos seguir financiando un sistema económico en declive o apostar por otro de futuro, basado en la sostenibilidad y la justicia social?
Por ejemplo, con Jean Gadrey y Borja Barragué (en el libro Adiós al crecimiento), calculamos que es posible recaudar anualmente en España, sin necesidad de crecimiento y sin castigar las clases populares, por lo menos 40.000 millones de euros (reforma fiscal, supresión de los “regalos” a las clases más ricas, lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales, reducción de los gastos militares, etc.). Los recursos existen, ¡lo que falta es voluntad política! Por otro lado, recordemos que una transición ecológica es también una apuesta por la sobriedad y pasar del “poder adquisitivo” al “poder del vivir bien”. Así pues no es solo una cuestión de dinero sino también de valores como la solidaridad, la ecología, la autogestión y la ciudadanía. La transición se financia también a través de un cambio de valor, de prioridades y de horizonte.
Enbata: La mayoría de las medidas ecológicas tienen fama de ser antisociales… ¿Nos puede decir/presentar cómo utilizar la indispensable transición ecológica para mejorar la justicia social y proteger las poblaciones más vulnerables?
El cambio de modelo productivo hacia actividades verdes es una fuente muy rica en empleos sostenibles y decentes. Calculamos por ejemplo que en la Comunidad autónoma del País Vasco y en Navarra se podrían crear más de 100.000 empleos de aquí a 2020 y en el conjunto de España un millón; eso, con una política ambiciosa de reconversión ecológica de la economía, es decir un trasvase de las actividades no sostenibles (automóvil, energías fósiles, armas, etc.) hacia actividades sostenibles (rehabilitación de edificios, energías renovables, agricultura ecológica, etc.). Esta gran transformación combina perfectamente justicia social y ambiental.
Por otra parte, la transición ecológica no puede llevarse a cabo sin una redistribución de las riquezas y del trabajo. Significa concretamente que es necesario instaurar:
  • Una renta básica de ciudadanía, universal e incondicional, es decir que toda la gente, independientemente del hecho de tener un empleo o no, pueda tener sus necesidades básicas cubiertas.
  • Una renta máxima. No es solo una cuestión de decencia y cohesión social sino también de prioridad para limitar la degradación medioambiental.
Por último, la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo (ya sea productivo o reproductivo) son medidas estructurales centrales. Tienen como objetivos garantizar una mayor justicia social y protección del planeta (existe por ejemplo una correlación directa entre reducción de la jornada laboral y disminución de las emisiones de CO2).
Enbata: ¿Qué transición necesaria tendremos que poner en marcha entre el modelo económico dominante y estos otros modelos que imaginamos y experimentamos en diferentes lugares? Es decir, ¿cómo hacer para que el “vivir y trabajar en el país” deseado por una gran mayoría sea una alternativa creíble teniendo en cuenta los obstáculos presentados como “insuperables” que desmotivan al ciudadano de a pie de calle (la competencia internacional, la crisis, los “hábitos/dependencias” de compra (fomentados por la publicidad) hacia siempre lo más barato, etc.)?
FM: Se trata de un proyecto a diferentes escalas, sociales e institucionales, locales, regionales y europeas. De hecho, la transición ecológica y las nuevas solidaridades ya están en marcha: se trata de reforzarlas, extendiendo y estructurando nuestras iniciativas y nuestras redes (a través de monedas locales, de cooperativas de vivienda, de energía, de consumo, de finanzas éticas, etc.), yendo a buscar con humildad apoyos y nuevas ideas más allá de los círculos reivindicativos clásicos, cooperando cada vez más y mejor a nivel local y global, entre grupos heterogéneos y sabiendo cristalizar nuestros avances en las instituciones y en la sociedad.
Al mismo tiempo para llevar a cabo esta gran transformación, es imprescindible un cambio cultural y de mentalidad, es decir modificar profundamente nuestras expectativas personales y colectivas en torno a la producción, al consumo y al trabajo. Todo esto pasa por una redefinición democrática del proyecto social deseable y realista según la biocapacidad disponible, las necesidades colectivas y el nivel de consumo aceptable en este marco, y cómo invertir nuestra fuerza de trabajo para hacerlo realidad.
Enbata: ¿Existen ejemplos concretos donde vemos la transición ecológica en marcha?
FM: Existe un caso muy interesante en el norte de Francia: el pueblo de Loos-en-Gohelle. Este municipio, de tradición minera y de 8.000 habitantes, se ha convertido en un verdadero laboratorio de la transición ecológica, basándose en la reconversión verde de la economía (bioconstrucción, energías renovables, investigación y desarrollo, movilidad sostenible, etc.), la democracia participativa, la transversalidad de sus políticas (sociales, económicas y ecológicas), una visión de largo plazo (a la vez global y local), el cambio cultural y el papel central de la memoria y de la identidad minera.
Enbata: Para profundizar, ¿tiene usted contactos/referencias?
Además de mi último libro “Adiós al crecimiento” donde profundizamos en todas estas cuestiones (dentro de poco, publicaré también un monográfico sobre la “transición ecológica de la economía”), recomiendo acercarse a todas aquellas iniciativas locales como las ciudades en transición, la soberanía alimentaria y la agroecología, las monedas locales, la banca ética, el movimiento cooperativista y la economía social y solidaria, que ponen en marcha las ideas de transformación social y ecológica. Una web muy interesante en este sentido que agrupa a muchas propuestas concretas en temas de salud, alimentación, vivienda, ropa, cultura, etc. es la siguiente: http://mecambio.net/El cambio ya está aquí, es hora de ejercer el poder que está en nuestras manos.
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FLORENT MARCELLESI

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En ecología políticaEconomía el 5 junio 2013 a las 10:01
FlorentMarcellesi2-640x425
Entrevista a Florent Marcellesi, investigador y activista ecologista, publicada en la revista Enbata, junio del 2013. La versión francesa de la entrevista está disponible aquí.
El consenso científico sobre los límites físicos de nuestro planeta nos tendría que llevar a tomar conciencia que es ahora imposible construir un proyecto de largo plazo basado en el crecimiento de la producción económica de un país o de su Producto Interno Bruto. Este nuevo elemento tendría que llevar grandes partes de la opinión pública a aceptar, incluso desear, una reconversión ecológica de la economía. Pero no es así. El abandono del dogma del crecimiento preocupa, también en la izquierda : miedo de una “vuelta atrás”, de penurias o de paro. ¿Cómo asociar límites ecológicos, objetivos sociales y coherencia económica hacia una desarrollo sostenible? Florent Marcellesi, ingeniero y urbanista, investigador ecologista y decrecentista, aporta sus reflexiones a Alda!, al margen de su participación en la conferencia-debate “¿Qué transición ecológica de la economía para el País Vasco?”
Enbata: Nacido en Angers (Francia), es usted ingeniero y urbanista,  investigador ecologista y activista decrecentista, radicado en Euskadi desde algunos años. ¿Nos puede describir su actividad allí y su labor en torno a la transición ecológica de la economía en el País Vasco?
Florent Marcellesi: Soy un investigador-activista que dedica su fuerza de trabajo no solo a criticar la sociedad de crecimiento actual sino también a imaginar (y poner en práctica) cómo sería una sociedad post-crecimiento y sobre todo cómo alcanzarla. Esta última parte (el “cómo hacer”), es lo que llamamos comúnmente la “transición”, es decir el hecho de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto que proyectamos en el futuro.
Por su parte, el modelo actual está gravemente enfermo. Basado en el crecimiento infinito en un planeta finito, vive una profunda crisis existencial que es a la vez ecológica, social, económica, ética y democrática. Y lo peor, ¡es que cuestiona incluso la supervivencia civilizada de la humanidad! Es hora por tanto de construir otro modelo, basado en la justicia social y ambiental (para las generaciones presentes y futuras, en el Norte y en el Sur). Para ello, necesitamos una transición ecológica de la economía y de la sociedad: se trata de una propuesta para una salida ordenada fuera de la economía del crecimiento y de las lógicas industriales y fordistas (donde priman la cantidad, el siempre más) hacia otra economía, otra sociedad, donde priman la sostenibilidad, la calidad, la solidaridad y la participación ciudadana.
Enbata: La transición ecológica y social presentada así parece ser una evidencia. Para pasar de las palabras a los hechos, hay que abordar su financiación… ¿Cómo se pondrá en marcha teniendo en cuenta que se trata de un proyecto a medio-largo plazo… y mientras nos repiten una y otra vez que las arcas están vacías?
FM: Sin duda, una transición ecológica cuesta dinero… pero mucho menos por ejemplo que lo que gastamos hoy en subvenciones a las energías fósiles o para los presupuestos militares! Primero, es por tanto una cuestión de prioridades políticas y económicas: ¿queremos seguir financiando un sistema económico en declive o apostar por otro de futuro, basado en la sostenibilidad y la justicia social?
Por ejemplo, con Jean Gadrey y Borja Barragué (en el libro Adiós al crecimiento), calculamos que es posible recaudar anualmente en España, sin necesidad de crecimiento y sin castigar las clases populares, por lo menos 40.000 millones de euros (reforma fiscal, supresión de los “regalos” a las clases más ricas, lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales, reducción de los gastos militares, etc.). Los recursos existen, ¡lo que falta es voluntad política! Por otro lado, recordemos que una transición ecológica es también una apuesta por la sobriedad y pasar del “poder adquisitivo” al “poder del vivir bien”. Así pues no es solo una cuestión de dinero sino también de valores como la solidaridad, la ecología, la autogestión y la ciudadanía. La transición se financia también a través de un cambio de valor, de prioridades y de horizonte.
Enbata: La mayoría de las medidas ecológicas tienen fama de ser antisociales… ¿Nos puede decir/presentar cómo utilizar la indispensable transición ecológica para mejorar la justicia social y proteger las poblaciones más vulnerables?
El cambio de modelo productivo hacia actividades verdes es una fuente muy rica en empleos sostenibles y decentes. Calculamos por ejemplo que en la Comunidad autónoma del País Vasco y en Navarra se podrían crear más de 100.000 empleos de aquí a 2020 y en el conjunto de España un millón; eso, con una política ambiciosa de reconversión ecológica de la economía, es decir un trasvase de las actividades no sostenibles (automóvil, energías fósiles, armas, etc.) hacia actividades sostenibles (rehabilitación de edificios, energías renovables, agricultura ecológica, etc.). Esta gran transformación combina perfectamente justicia social y ambiental.
Por otra parte, la transición ecológica no puede llevarse a cabo sin una redistribución de las riquezas y del trabajo. Significa concretamente que es necesario instaurar:
  • Una renta básica de ciudadanía, universal e incondicional, es decir que toda la gente, independientemente del hecho de tener un empleo o no, pueda tener sus necesidades básicas cubiertas.
  • Una renta máxima. No es solo una cuestión de decencia y cohesión social sino también de prioridad para limitar la degradación medioambiental.
Por último, la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo (ya sea productivo o reproductivo) son medidas estructurales centrales. Tienen como objetivos garantizar una mayor justicia social y protección del planeta (existe por ejemplo una correlación directa entre reducción de la jornada laboral y disminución de las emisiones de CO2).
Enbata: ¿Qué transición necesaria tendremos que poner en marcha entre el modelo económico dominante y estos otros modelos que imaginamos y experimentamos en diferentes lugares? Es decir, ¿cómo hacer para que el “vivir y trabajar en el país” deseado por una gran mayoría sea una alternativa creíble teniendo en cuenta los obstáculos presentados como “insuperables” que desmotivan al ciudadano de a pie de calle (la competencia internacional, la crisis, los “hábitos/dependencias” de compra (fomentados por la publicidad) hacia siempre lo más barato, etc.)?
FM: Se trata de un proyecto a diferentes escalas, sociales e institucionales, locales, regionales y europeas. De hecho, la transición ecológica y las nuevas solidaridades ya están en marcha: se trata de reforzarlas, extendiendo y estructurando nuestras iniciativas y nuestras redes (a través de monedas locales, de cooperativas de vivienda, de energía, de consumo, de finanzas éticas, etc.), yendo a buscar con humildad apoyos y nuevas ideas más allá de los círculos reivindicativos clásicos, cooperando cada vez más y mejor a nivel local y global, entre grupos heterogéneos y sabiendo cristalizar nuestros avances en las instituciones y en la sociedad.
Al mismo tiempo para llevar a cabo esta gran transformación, es imprescindible un cambio cultural y de mentalidad, es decir modificar profundamente nuestras expectativas personales y colectivas en torno a la producción, al consumo y al trabajo. Todo esto pasa por una redefinición democrática del proyecto social deseable y realista según la biocapacidad disponible, las necesidades colectivas y el nivel de consumo aceptable en este marco, y cómo invertir nuestra fuerza de trabajo para hacerlo realidad.
Enbata: ¿Existen ejemplos concretos donde vemos la transición ecológica en marcha?
FM: Existe un caso muy interesante en el norte de Francia: el pueblo de Loos-en-Gohelle. Este municipio, de tradición minera y de 8.000 habitantes, se ha convertido en un verdadero laboratorio de la transición ecológica, basándose en la reconversión verde de la economía (bioconstrucción, energías renovables, investigación y desarrollo, movilidad sostenible, etc.), la democracia participativa, la transversalidad de sus políticas (sociales, económicas y ecológicas), una visión de largo plazo (a la vez global y local), el cambio cultural y el papel central de la memoria y de la identidad minera.
Enbata: Para profundizar, ¿tiene usted contactos/referencias?
Además de mi último libro “Adiós al crecimiento” donde profundizamos en todas estas cuestiones (dentro de poco, publicaré también un monográfico sobre la “transición ecológica de la economía”), recomiendo acercarse a todas aquellas iniciativas locales como las ciudades en transición, la soberanía alimentaria y la agroecología, las monedas locales, la banca ética, el movimiento cooperativista y la economía social y solidaria, que ponen en marcha las ideas de transformación social y ecológica. Una web muy interesante en este sentido que agrupa a muchas propuestas concretas en temas de salud, alimentación, vivienda, ropa, cultura, etc. es la siguiente: http://mecambio.net/El cambio ya está aquí, es hora de ejercer el poder que está en nuestras manos.
Artículos relacionados:

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FLORENT MARCELLESI

Construir otro modelo, basado en la justicia social y ambiental

En ecología políticaEconomía el 5 junio 2013 a las 10:01
FlorentMarcellesi2-640x425
Entrevista a Florent Marcellesi, investigador y activista ecologista, publicada en la revista Enbata, junio del 2013. La versión francesa de la entrevista está disponible aquí.
El consenso científico sobre los límites físicos de nuestro planeta nos tendría que llevar a tomar conciencia que es ahora imposible construir un proyecto de largo plazo basado en el crecimiento de la producción económica de un país o de su Producto Interno Bruto. Este nuevo elemento tendría que llevar grandes partes de la opinión pública a aceptar, incluso desear, una reconversión ecológica de la economía. Pero no es así. El abandono del dogma del crecimiento preocupa, también en la izquierda : miedo de una “vuelta atrás”, de penurias o de paro. ¿Cómo asociar límites ecológicos, objetivos sociales y coherencia económica hacia una desarrollo sostenible? Florent Marcellesi, ingeniero y urbanista, investigador ecologista y decrecentista, aporta sus reflexiones a Alda!, al margen de su participación en la conferencia-debate “¿Qué transición ecológica de la economía para el País Vasco?”
Enbata: Nacido en Angers (Francia), es usted ingeniero y urbanista,  investigador ecologista y activista decrecentista, radicado en Euskadi desde algunos años. ¿Nos puede describir su actividad allí y su labor en torno a la transición ecológica de la economía en el País Vasco?
Florent Marcellesi: Soy un investigador-activista que dedica su fuerza de trabajo no solo a criticar la sociedad de crecimiento actual sino también a imaginar (y poner en práctica) cómo sería una sociedad post-crecimiento y sobre todo cómo alcanzarla. Esta última parte (el “cómo hacer”), es lo que llamamos comúnmente la “transición”, es decir el hecho de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto que proyectamos en el futuro.
Por su parte, el modelo actual está gravemente enfermo. Basado en el crecimiento infinito en un planeta finito, vive una profunda crisis existencial que es a la vez ecológica, social, económica, ética y democrática. Y lo peor, ¡es que cuestiona incluso la supervivencia civilizada de la humanidad! Es hora por tanto de construir otro modelo, basado en la justicia social y ambiental (para las generaciones presentes y futuras, en el Norte y en el Sur). Para ello, necesitamos una transición ecológica de la economía y de la sociedad: se trata de una propuesta para una salida ordenada fuera de la economía del crecimiento y de las lógicas industriales y fordistas (donde priman la cantidad, el siempre más) hacia otra economía, otra sociedad, donde priman la sostenibilidad, la calidad, la solidaridad y la participación ciudadana.
Enbata: La transición ecológica y social presentada así parece ser una evidencia. Para pasar de las palabras a los hechos, hay que abordar su financiación… ¿Cómo se pondrá en marcha teniendo en cuenta que se trata de un proyecto a medio-largo plazo… y mientras nos repiten una y otra vez que las arcas están vacías?
FM: Sin duda, una transición ecológica cuesta dinero… pero mucho menos por ejemplo que lo que gastamos hoy en subvenciones a las energías fósiles o para los presupuestos militares! Primero, es por tanto una cuestión de prioridades políticas y económicas: ¿queremos seguir financiando un sistema económico en declive o apostar por otro de futuro, basado en la sostenibilidad y la justicia social?
Por ejemplo, con Jean Gadrey y Borja Barragué (en el libro Adiós al crecimiento), calculamos que es posible recaudar anualmente en España, sin necesidad de crecimiento y sin castigar las clases populares, por lo menos 40.000 millones de euros (reforma fiscal, supresión de los “regalos” a las clases más ricas, lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales, reducción de los gastos militares, etc.). Los recursos existen, ¡lo que falta es voluntad política! Por otro lado, recordemos que una transición ecológica es también una apuesta por la sobriedad y pasar del “poder adquisitivo” al “poder del vivir bien”. Así pues no es solo una cuestión de dinero sino también de valores como la solidaridad, la ecología, la autogestión y la ciudadanía. La transición se financia también a través de un cambio de valor, de prioridades y de horizonte.
Enbata: La mayoría de las medidas ecológicas tienen fama de ser antisociales… ¿Nos puede decir/presentar cómo utilizar la indispensable transición ecológica para mejorar la justicia social y proteger las poblaciones más vulnerables?
El cambio de modelo productivo hacia actividades verdes es una fuente muy rica en empleos sostenibles y decentes. Calculamos por ejemplo que en la Comunidad autónoma del País Vasco y en Navarra se podrían crear más de 100.000 empleos de aquí a 2020 y en el conjunto de España un millón; eso, con una política ambiciosa de reconversión ecológica de la economía, es decir un trasvase de las actividades no sostenibles (automóvil, energías fósiles, armas, etc.) hacia actividades sostenibles (rehabilitación de edificios, energías renovables, agricultura ecológica, etc.). Esta gran transformación combina perfectamente justicia social y ambiental.
Por otra parte, la transición ecológica no puede llevarse a cabo sin una redistribución de las riquezas y del trabajo. Significa concretamente que es necesario instaurar:
  • Una renta básica de ciudadanía, universal e incondicional, es decir que toda la gente, independientemente del hecho de tener un empleo o no, pueda tener sus necesidades básicas cubiertas.
  • Una renta máxima. No es solo una cuestión de decencia y cohesión social sino también de prioridad para limitar la degradación medioambiental.
Por último, la reducción de la jornada laboral y el reparto del trabajo (ya sea productivo o reproductivo) son medidas estructurales centrales. Tienen como objetivos garantizar una mayor justicia social y protección del planeta (existe por ejemplo una correlación directa entre reducción de la jornada laboral y disminución de las emisiones de CO2).
Enbata: ¿Qué transición necesaria tendremos que poner en marcha entre el modelo económico dominante y estos otros modelos que imaginamos y experimentamos en diferentes lugares? Es decir, ¿cómo hacer para que el “vivir y trabajar en el país” deseado por una gran mayoría sea una alternativa creíble teniendo en cuenta los obstáculos presentados como “insuperables” que desmotivan al ciudadano de a pie de calle (la competencia internacional, la crisis, los “hábitos/dependencias” de compra (fomentados por la publicidad) hacia siempre lo más barato, etc.)?
FM: Se trata de un proyecto a diferentes escalas, sociales e institucionales, locales, regionales y europeas. De hecho, la transición ecológica y las nuevas solidaridades ya están en marcha: se trata de reforzarlas, extendiendo y estructurando nuestras iniciativas y nuestras redes (a través de monedas locales, de cooperativas de vivienda, de energía, de consumo, de finanzas éticas, etc.), yendo a buscar con humildad apoyos y nuevas ideas más allá de los círculos reivindicativos clásicos, cooperando cada vez más y mejor a nivel local y global, entre grupos heterogéneos y sabiendo cristalizar nuestros avances en las instituciones y en la sociedad.
Al mismo tiempo para llevar a cabo esta gran transformación, es imprescindible un cambio cultural y de mentalidad, es decir modificar profundamente nuestras expectativas personales y colectivas en torno a la producción, al consumo y al trabajo. Todo esto pasa por una redefinición democrática del proyecto social deseable y realista según la biocapacidad disponible, las necesidades colectivas y el nivel de consumo aceptable en este marco, y cómo invertir nuestra fuerza de trabajo para hacerlo realidad.
Enbata: ¿Existen ejemplos concretos donde vemos la transición ecológica en marcha?
FM: Existe un caso muy interesante en el norte de Francia: el pueblo de Loos-en-Gohelle. Este municipio, de tradición minera y de 8.000 habitantes, se ha convertido en un verdadero laboratorio de la transición ecológica, basándose en la reconversión verde de la economía (bioconstrucción, energías renovables, investigación y desarrollo, movilidad sostenible, etc.), la democracia participativa, la transversalidad de sus políticas (sociales, económicas y ecológicas), una visión de largo plazo (a la vez global y local), el cambio cultural y el papel central de la memoria y de la identidad minera.
Enbata: Para profundizar, ¿tiene usted contactos/referencias?
Además de mi último libro “Adiós al crecimiento” donde profundizamos en todas estas cuestiones (dentro de poco, publicaré también un monográfico sobre la “transición ecológica de la economía”), recomiendo acercarse a todas aquellas iniciativas locales como las ciudades en transición, la soberanía alimentaria y la agroecología, las monedas locales, la banca ética, el movimiento cooperativista y la economía social y solidaria, que ponen en marcha las ideas de transformación social y ecológica. Una web muy interesante en este sentido que agrupa a muchas propuestas concretas en temas de salud, alimentación, vivienda, ropa, cultura, etc. es la siguiente: http://mecambio.net/El cambio ya está aquí, es hora de ejercer el poder que está en nuestras manos.
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